
Renan Vega Cantor
La invasión yanqui en Haití (1915-1934)
Las causas
En 1898 Estados Unidos se estrenó como país imperialista, luego de derrotar a España en una breve guerra (un picnic decían los militares y políticos de esa naciente potencia), tras la cual se apoderaron de los jirones del desvencijado imperio español, entre los que sobresalían Cuba, Puerto Rico y Filipinas. De ahí en adelante inician una acelerada expansión por Centroamérica y el Caribe que los lleva a apoderarse de Panamá, invadir en forma sucesiva en las décadas siguientes a Nicaragua, República Dominicana, Cuba y a Haití. Los pretextos usados para realizar esas intervenciones siempre eran similares: defender la seguridad y propiedades de los nacionales de Estados Unidos supuestamente amenazados por las continuas “revoluciones” que se llevaban a cabo en los países aludidos.
La “seguridad” de los Estados Unidos, un peligro para la humanidad
El 9 de marzo de 2015, Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, firmó una orden en la que declaró a su país en “emergencia nacional” debido a que Venezuela representa “una inusual y extraordinaria amenaza a la Seguridad Nacional y a la política exterior de los Estados Unidos”. No es la primera vez, y tampoco será la última, en que los Estados Unidos declaran como un peligro para su seguridad al gobierno de un país de nuestra América, y todas las veces en que eso ha sucedido, el país acusado ha sido sometido a brutales intervenciones militares, saboteos, asfixia económica, guerra interna y/o golpes de Estado. Por esta declaración de guerra –porque en el fondo es eso lo que acaba de determinar el Premio Nobel de la Paz (sic) Barack Obama– resulta necesario recordar dos de los dramáticos momentos que han vivido países de América Latina, luego de ser considerados como “peligrosos” para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
La educación de maquila
En los nuevos esquemas de división internacional del trabajo a partir de las ventajas comparativas unos cuantos países producen ciencia, tecnología y conocimiento, mientras que la mayoría genera las materias primas que en los centros imperialistas se necesitan para perpetuar su modo de producción y de consumo, y allí se ensambla y termina los productos que son diseñados y controlados por las empresas multinacionales. En esta perspectiva de desindustrialización, se abandona el modelo que se difundió durante casi medio siglo (1945-1985) y que pregonaba una educación de masas, tendiente a reforzar una formación que coadyuvara en esos procesos de industrialización. En estos momentos se renuncia a ese proyecto y se sostiene que en los países en que se implantan maquilas y/o se producen materias primas debe impulsarse una educación que forme en las competencias adecuadas para este tipo de economía y sociedad.
Israel: un Estado canalla, nazi y genocida
“Los descendientes de las víctimas del Holocausto están transfiriendo al mundo, y de la peor manera, la desazón, la indolencia, que habilitó, en su momento, la existencia de Auschwitz. Esos daños a los valores humanos (que incluyen “cierta” tolerancia ante la matanza que se está cometiendo ante sus ojos y en su nombre), son, entre otras cosas, los que convierten a los crímenes del Estado de Israel en delitos de Lesa Humanidad”.
Carlos Tobal, abogado y escritor argentino de origen judío.
Carpa de resistencia obrera en Buga
En la ciudad de Buga se encuentra una planta de la empresa Cristar S.A., de propiedad de Owens-Illiniois, una compañía multinacional de los Estados Unidos, especializada en la producción de envases de vidrio, que controla el 80 por ciento de la actividad mundial de ese sector y que tiene 24 plantas distribuidas en varios continentes. Esta empresa implementa la flexibilización laboral, con el fin de incrementar sus ganancias, destacándose el impulso a la subcontratación.
La universidad de la ignorancia
La universidad mercantil que impulsa el capitalismo en el mundo entero es una universidad de la ignorancia, un apelativo que a primera vista puede resultar fuerte e inadecuado para caracterizar a esa institución, pero que describe de maravillas la actual catástrofe educativa. Si el asunto se mira desde esta óptica y no desde nociones burocráticas y vacías –como “sociedad de la información” o “sociedad del conocimiento”– podemos entender por qué hoy las universidades se han convertido en una “fábrica de diplomas”. Producir y consumir diplomas y otras mercancías educativas lleva a despreciar el conocimiento y el esfuerzo que se necesita para elaborarlo.
El genocidio de los cien días en Ruanda (1994)
Se cumplen en estos días 20 años del brutal genocidio de cerca de un millón de personas en Ruanda, uno de los peores crímenes de la segunda mitad del siglo XX. La información convencional presenta este hecho como resultado de un conflicto étnico interno entre grupos tribales, sin que se haga alusión a las verdaderas razones de fondo, entre las que sobresalen la dominación colonial europea, la implantación de Planes de Ajuste Estructural y la expoliación de gentes y recursos por parte de las potencias imperialistas.
¡Los nordacas!
En la historia del capitalismo, desde su misma conformación, se han presentado migraciones internacionales y transcontinentales, más acentuadas en ciertos momentos que en otros, dependiendo de diversos factores económicos y políticos. En general, la movilidad poblacional ha sido una característica del sistema-mundo en los últimos cinco siglos. En gran medida, esos movimientos poblacionales se han dado del Norte hacia el Sur, como se ejemplificó en el proceso conquistador y colonizador europeo desde finales del siglo XV.{jcomments on}
Proletarización docente
La flexibilización laboral ha llegado al sector docente, donde los trabajadores soportan la reducción de salarios, el aumento de las horas de trabajo, junto con la imposición del neotaylorismo. La precarización laboral en el mundo educativo tiene la misma finalidad que la flexibilización en cualquier sector productivo, esto es, aumentar las ganancias vía el incremento de la productividad de los trabajadores. Aunque resulta extraño usar la noción de productividad para referirse a los profesores, no lo es tanto, porque en la nueva jerga empresarial el Banco Mundial concibe la educación como un negocio en el que se “fabrica capital humano”.{jcomments on}
Las nuevas tecnologías y la mercantilización del proceso educativo
La introducción de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) hace parte del negocio de los productos educativos o, para ser más precisos, indica hasta dónde se está llegando en términos de mercantilización en el ámbito de la educación. La nueva lengua de la educación, dominada por el reduccionismo económico neoliberal, sostiene que los “servicios educativos” pueden ser suministrados por distintos oferentes, entre los que se incluye al capital privado, y esos servicios deben estar sometidos a las inexorables leyes del mercado, un eufemismo para referirse a la sed de ganancia, propia del capitalismo. En esa perspectiva, las grandes corporaciones de la tecnología informática ven a la educación formal como un suculento mercado.