Edición 133 Noviembre 2017

“Señora Margarita. Cuando encontremos a su hija, la llamamos”

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Así le respondieron desde la Policía Nacional a Margarita Restrepo una de las tantas veces que insistió en conocer dónde estaba su hija, Karol Vanessa, a quien desaparecieron en el 2002 luego de la Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín.

Karol Vanessa tenía 17 años y se destacaba por su responsabilidad. Era la mano derecha de su madre, Margarita Restrepo. Junto a sus hermanos, vivía en el barrio Nuevos Conquistadores, y para ese año la Comuna 13 de Medellín afrontaba uno de los episodios más complejos en su historia, pues fue una zona de disputa por el territorio entre ‘paras’ y milicias urbanas.

Aunque Karol era feliz estudiando, su madre tuvo que sacarla del colegio por miedo a una bala perdida, o la angustia de que la desaparecieran. Un poco después, y previo a la Operación Orión, Karol se instaló en una casa de familia en busca de alternativas para ayudar a generar ingresos en su hogar. Se fue a vivir con Estela, una señora que la motivaba constantemente para que saliera adelante. Estela evitaba justamente que Karol dejara de soñar mientras cesaba la guerra con la que tenían que convivir en el sector. 

Así, Karol empezó a trabajar, y ganaba 50.000 pesos semanales. De esa ganancia nunca se compró una muda de ropa para ella porque siempre pensó en su madre, en sus hermanos y en Cristian, el único sobrino que conoció y alcanzó a tener en sus brazos.

Nunca regresaron…

El entonces presidente Álvaro Uribe y la Alcaldía de Medellín, que estaba a cargo del actual gobernador de Antioquia Luis Pérez, autorizaron la Operación Orión, una intervención militar liderada por el ex general Mario Montoya y realizada por más de 1000 hombres entre el Ejército, la Policía Nacional y la Fuerza Aérea, que pretendía arrinconar y expulsar a las milicias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-EP-, el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, y los Comandos Armados del Pueblo -CAP-, que eran quienes controlaban esta parte de Medellín. Además, según la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social -Corpades-, unos 3000 paramilitares hicieron parte de la operación.

En el transcurso de la incursión militar, Margarita protegía a sus seis hijos de las balaceras que llovían desde los helicópteros del Ejército y las montañas del suroccidente de la Comuna 13. Colocaba colchones y refugiaba a los suyos en el patio de su casa. Los enfrentamientos duraban largas horas e iniciaban en cualquier momento. Sin embargo, Margarita y su familia lograron salir de esta.

El accionar militar duró oficialmente tres días, entre el 16 y el 19 de octubre del 2002, pero las desapariciones y los asesinatos se extendieron por meses. Inmediatamente acabó la operación, Margarita y su familia se desplazaron a Itagüí. Casi una semana más tarde, el viernes 25 de octubre del 2002, pasó lo inimaginable.

Margarita estaba en el trabajo. Karol la llamó: “Mamá, ¿me dejás ir a San Javier a verme con Jhon y Cristian?”. Margarita le respondió que no. Para ella todavía era peligroso ya que, luego de la operación, en el sector se presentaban allanamientos ilegales y se conocía de algunos secuestros por parte de hombres particulares, que los habitantes de la comuna veían subir y bajar con la Fuerza Pública. El temor seguía palpable. A pesar de ello, Karol logró convencerla. Margarita se limitó a pedirle que no tardara, le echó la bendición y apenas colgó el teléfono sintió, según cuenta, un peso de consciencia… una sensación de no haber cumplido su deber como madre al no responder lo que sus sentimientos le indicaban. Karol Vanessa llegó a la estación del metro San Javier de la Comuna 13 y se encontró con sus dos amigos. Jhon y Cristian nunca regresaron a sus casas. Ella tampoco.

“La justicia en Colombia es mala”

Margarita pasó ese viernes sin escuchar nada de Karol, hasta que decidió salir y buscar a su hija. Indagó en hospitales y hasta en las cárceles de Medellín. Tenía miedo y se sentía débil por no poder hacer nada.

Era un puente festivo y la denuncia de lo ocurrido se la recibieron sólo hasta el martes 29 de octubre. Con las ilusiones intactas, Margarita llamaba a diario para conocer qué pasaba en su búsqueda, aunque no era la única, pues los casos de desapariciones iban en aumento en la Comuna 13, y su miedo crecía cuando escuchaba en las noticias que había un NN en Medicina Legal.

“Ya van 15 años que no encuentran no solo a mi hija sino a muchos otros. Década y media sin saber si está viva, si está muerta, dónde está, quién la tiene, por qué lo hicieron…”. Margarita terminaba de relatar la historia de su hija, y con una mirada perdida y acompañada de lágrimas, cierra: “la justicia en Colombia es muy mala”.

Mujeres luchando por la verdad y la reparación

Los resultados de la Operación Orión fueron 88 asesinatos, 95 desaparecidos y un total de 370 detenciones arbitrarias. Aun así y desde ese entonces, Margarita ha luchado con sus hijos para encontrar el cuerpo de Karol, y ha resistido 15 años la falta de apoyo por parte de los gobiernos de turno. Además, junto a la organización social Mujeres Caminando por la Verdad, a la cual pertenecen otras 143 mujeres entre madres e hijas víctimas de la Operación Orión, está esperando una verdadera reparación por parte del Estado. Justamente a comienzos del 2017 la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo condenó por los excesos de la intervención militar. Este hecho se traduce en que el Estado debe pedir perdón a la sociedad y a las víctimas, y comprometerse con la no repetición de lo ocurrido. Sin embargo, a la fecha, ni el ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez ni el actual gobernador de Antioquia, Luis Pérez, han reconocido su responsabilidad.

Por el contrario, el senador del Centro Democrático afirmó, en pleno proceso de paz con las FARC durante el 2016, que “la operación sirvió para pacificar la comuna e iniciar la paz en Medellín”. Sin embargo, luego de la Operación Orión, el Bloque Cacique Nutibara, brazo de las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC-, comandado por alias don Berna, se apoderó del territorio, y tras su desmovilización, los combos siguieron armándose y enfrentándose por el poder.

Varias integrantes de Mujeres Caminando por la Verdad han sido ayudadas económicamente. Pero ellas, junto a Margarita, esperan otro tipo de reparación: justicia, verdad y la búsqueda real y exhaustiva del cuerpo de las víctimas mortales. Además, esta organización exige que Álvaro Uribe, Luis Pérez y el ex general Mario Montoya pidan perdón, con el fin de dar un poco de descanso para Margarita y todas las víctimas de la Operación Orión que hoy luchan por demostrarle al país que lo ocurrido aquel octubre del 2002 fue un crimen de Estado.

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