Edición 155 - Noviembre 2019

Sobre periferias. El asunto del afuera

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Hacia las tres de la tarde, Bessie Popkin comenzó a prepararse para salir a la calle.
Isaac Bashevis Singer. Un amigo de Kafka (cuento La llave).

 

Los afueras
Lo correcto sería decir el afuera, pero no hay un afuera sino muchos afueras, nos rodeamos de afueras, y en este círculo o cuadrado o triángulo, en el que somos el centro, aparece el concepto de periferia y de contenido de certidumbre (espacio donde sabemos lo que pasa). Y si bien la periferia se define como lo que cerca un cuerpo (lo que le da límites), en la realidad no es la cubierta de algo, sino lo que establece su perímetro. Y el perímetro es lo que rodea un centro con radios (como una rueda de bicicleta), siendo esto (los radios desde el centro) lo que permite que el objeto ruede o no pueda hacerlo. Hasta aquí la teoría.

Don José Ortega y Gasset (filósofo español), dice que somos un yo y sus circunstancias, definiendo muy bien que yo logro entender qué me pasa de acuerdo a las circunstancias políticas, económicas, sociales, culturales y científicas que me rodean. Y que soy yo en la medida en que entro en contacto con estas circunstancias, entendiéndolas para tenerlas en cuenta, debatirlas, cambiarlas o no aceptarlas. Vista así la cosa: somos la periferia que tenemos.

Para los urbanistas, la periferia son los límites de una ciudad, lo suburbano, el contacto con la ruralidad; para los agricultores y ganaderos, los mojones de sus terrenos determinan hasta dónde llega su tarea. Los medios de comunicación establecen su periferia en los puntos más lejanos a los que llegan sus informaciones y opiniones, y la política, en los límites de dominio de un país: sus fronteras. De esta manera establecemos hasta dónde llegan nuestras afueras, siendo esta la realidad más cercana, el punto de referencia para entender lo demás y entrar en contacto con los de otras periferias.

Aristóteles decía que el infinito no existe para el análisis. En lo infinito terminamos perdiéndonos y creando fantasías. No así en lo finito (en lo que tiene límites), que permite tener un espacio preciso para analizar lo que contiene y, al saberlo, deja ampliarse un poco para continuar en la búsqueda. La educación, por ejemplo, es un espacio preciso y este se amplía en la medida que usamos lo que sabemos para ampliar ese espacio que nos permite aprender más. ¿Y qué es lo que nos da la limitación? La periferia, los límites conocidos, las afueras entendidas.

La periferia de una región
Toda región o territorio parte de un centro. Pero no crece solo desde el centro sino desde la periferia, que, al ser debidamente pensada, produce un crecimiento hacia adentro. Así, un país depende de la periferia, de los puertos que tenga y del desarrollo de sus fronteras, que son la entrada y salida de lo que producen. Ejemplos de esto son Estados Unidos, Rusia, China y Japón, países que se han preocupado por tener una buena periferia con el fin de crecer hacia el interior. Ahora, por el contrario, países como Colombia no han sufrido de este crecimiento (de la periferia hacia adentro) debido a que no se ha pensado en las afueras sino en una centralidad que se agota a sí misma, precarizando lo que le rodea, dado que todos vienen hacia el centro a buscar oportunidades que, de haber tenido una periferia desarrollada, no habrían buscado en el centro sino en la periferia misma. De esa manera se evitaría la acromegalia (desarrollo desordenado) de la capital, convertida ahora en una megalópolis con problemas de sobrepoblación, problemas viales y de servicios públicos, contaminación ambiental y desorden social en las partes más deprimidas.

Lo peor es que esta migración hacia el centro deja abandonadas grandes extensiones de tierra que se usan para monocultivos y potrerización extensiva, minería planificada para una economía de extracción (la peor, porque deja la región sin materias primas para usos futuros) y pocas cotas crecientes de empleo debido al modelo que se usa, en el que pocas personas son necesarias para hacer el trabajo que antes hacían muchas, debido a la diversidad en los cultivos, ganado y oficios que existían cuando la vida social se centraba en poblaciones pequeñas que manejaban comercios tradicionales de artesanías, excedentes de producción y otras maneras de tejido social. Con los migrantes (desplazados, gentes sin empleo, buscadores de mejores condiciones), la periferia se anula como generadora de desarrollo y se va convirtiendo en una bodega de tierras afectadas o dañadas del todo.

La periferia de Antioquia
Antioquia es una región inmensa (en su perímetro cabe tres veces Israel, diez Líbano, dos Bélgica, y tres Eslovenia) que ha centrado su desarrollo en Medellín, dejando a las otras regiones casi en completo abandono. Si quisiéramos definir Medellín, se diría que es una ciudad moderna, que avanza, pero está rodeada de pobreza por todas partes. Y esa pobreza incluye calidad de vida deficiente, pocas posibilidades de educación competitiva y salud defectuosa. Y esto se ha debido a la miopía de los gobernantes, que nunca han visto la periferia más que para ir de paseo o conocer el mar.

Si la periferia de Antioquia hubiera tenido el mismo crecimiento (o parecido) al de Medellín, las gentes del departamento se habían situado en partes diversas y tendrían una mejor calidad de vida. Además, su productividad sería mayor. Pero no, en toda la extensión del territorio apenas hay una sola gran ciudad, unas pocas intermedias que no se desarrollan bien y unos pueblos de frontera o cerca al mar (Sonsón, Apartadó) que, en lugar de llamar migrantes para crecer, más bien los desvía hacia Medellín, que crece, se estrecha, tiene problemas con la contaminación y la cota de agua, encarece los alimentos porque hay que traerlos de más lejos (ya que ha perdido su ruralidad) y se desordena socialmente debido a la falta de oportunidades.

La periferia es la suerte de una región. Es su piel, sus miembros, el poder ver más lejos y tener más contactos. Y, en lo que más importa, la periferia (bien desarrollada) es tener mejores ciudadanos, educación más diversa y mejores condiciones sociales, nacidas de una mejor planeación.
Así como una bicicleta avanza por la calidad de la periferia de sus ruedas, así la región que ve desde su centro la periferia y la conecta a su desarrollo, puede avanzar. Pero si solo nos vemos el ombligo, cualquier cosa del afuera nunca se ve. Irse a la porra, es irse hasta los límites. Y bueno, de esa porra se crece hacia dentro.

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