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[Opinión] Movilización y síndrome de pies planos

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Desde el 2011 no se presentaban movilizaciones tan concurridas como las que hemos visto las últimas semanas en el país, a causa de la lucha por la educación pública. La cuestión actual la iniciaron los profesores, afectados directamente por las medidas estatales.

Quienes presenciamos en los años anteriores las movilizaciones que tuvieron menor repercusión (porque solo eran de estudiantes tratando de resolver sus problemas), vemos en esta ocasión, con mucho asombro, cómo muchas de las dependencias de las universidades, entre departamentos y facultades, han invitado a asistir a todas las asambleas y a participar de las marchas y demás actividades de protesta. Un hecho muy paradójico, cuando anteriormente estas mismas dependencias se mostraban totalmente en contra de cualquier tipo de mecanismo para reivindicar los derechos que se consideraran vulnerados.

Aquellas veces, los rectores amenazaban con la cancelación del semestre cuando se llevaba tan solo una semana de paro, y trataban de estancar la acción de los estudiantes de diferentes maneras. En esta ocasión la cancelación de semestre fue un fantasma que atemorizó a incautos, pues no tenían en cuenta que la colaboración de la administración de las universidades hacía muy poco probable la cancelación, al menos en etapas iniciales del proceso. Muchos de los profesores, en aquellas ocasiones pasadas, con argumentos muy escuetos, deslegitimaban la posición crítica de los estudiantes, llamándolos “mamertos” (desvirtuando la significación inicial de esta palabra), extremistas, apresurados, influenciados por ideologías trasnochadas, etcétera.

Tal vez las opiniones de aquellos profesores apáticos fueron, en realidad, la forma que encontraron para defender su vergüenza por no participar en dichos acontecimientos, por no dar ejemplo y sumarse a las justas reivindicaciones estudiantiles o populares. Aquellas opiniones apáticas se revelan como un síntoma de su síndrome de pies planos que les ha impedido conectar el pensamiento con sus pies, para ponerlo a caminar y hacerlo real.

Ahora las corrientes de las circunstancias, objetivamente materiales, los une y se encuentran cara a cara ante quienes criticaban, y se reconocen en ellos, se identifican y empiezan a luchar por lo mismo. Aunque quién sabe si sea un fenómeno solo de coyuntura…

También han visto su error algunos de los estudiantes apáticos, que otros estudiantes han llamado “impedidos” por su falta de compromiso social, y se han dado cuenta de lo que significa la palabra reivindicación. Han visto que protestar no se hace por el gusto de perder clases, por capricho, porque les encanta el desorden o cosas de ese tipo. Sino que se trata de una necesidad a la que los ha llevado la negativa del Gobierno al no cumplir con lo que mínimamente debe en una democracia: el derecho a la educación.

Esta ocasión especial permitió a los profesores descubrirse como obreros, porque son igual que los demás trabajadores, porque tienen igual dignidad a la que muestran los trabajadores de una fábrica cuando hacen una protesta, y aunque tengan un privilegio que se manifiesta en una cantidad superior de dinero en su cuenta bancaria, igualmente sus derechos son vulnerables. La lucha se ha desatado debido a que sus salarios sufrieron una afectación en términos de ingresos monetarios, concretamente con la Reforma Tributaria de 2016 les quitaron alrededor de 1.5 salarios por año (teniendo en cuenta que son 12 salarios por año) y con la amenaza de reformar el Decreto 1279 de 2002, se preveía que ese recorte subiera a 2.5 salarios por año.

Aunque las motivaciones de las movilizaciones giraron en torno a la lucha por la calidad de la educación superior en el país, esta calidad está asociada con los derechos laborales de los profesores, asociados con su dignidad como docentes, y sus malas condiciones laborales se reflejan en su calidad de vida, sin la cual no pueden ejercer un buen desempeño en su rol educativo.

Qué triste si después de estas generosas jornadas, en que derramaron al menos sudor, vuelven a criticar a quienes les están enseñando a que se respeten sus derechos.

El subsuelo de la Revolución Bolivariana

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